Vista previa

.

Vista previa

ENTREVISTAS PARA EL RECUERDO


Nobel Clemar Passaglia | La Capital
Alberto López Pianello, la última huella del Brigadier
En un gélido mediodía de agosto de 1998, sentado al calor de la mesa en la que almuerza con sus amigos, el bisnieto del Brigadier Estanislao López espera la visita de La Capital para una entrevista que se convertiría en una sobremesa tan amena como reveladora de la historia familiar que comparte con quien fuera el Patriarca de la Federación. Con sus 92 años plenos de vitalidad y una lucidez deslumbrante, el escritor, historiador, tradicionalista, artesano, caballista y gimnasta que nació con el siglo XX y llegó a adentrarse más de una década en el siglo XXI, habló hasta bien entrada la tarde de su ilustre bisabuelo y de buena parte de la historia de Santa Fe, tierra que amó entrañablemente y en la que vivió hasta el 15 de noviembre de 2012, cuando dejó este mundo, pocos meses antes de cumplir 106 años. 

De aquella sobremesa (bien regada con buen y largo vino, hay que decirlo) en la que don Alberto prometió hacerme llegar su nuevo libro "Amansando" en cuanto estuviera publicado (promesa que cumplió con sobra pocos meses después, puesto que me lo envió con una cariñosa dedicatoria que guardo entre las cosas mas preciadas que me dio este oficio), y para el recuerdo de un hombre que fue y sigue siendo a través de sus libros y sus enseñanzas un imperdible mojón de provincianía para todos los santafesinos, aquí la entrevista publicada en la edición dominical de La Capital, el 9 de agosto de 1998: 

Nobel Clemar Passaglia | La Capital | 9 Agosto 1998 (*) (**)

Santa Fe — "Soy nieto del último hijo del Brigadier", dice con un tono de auténtico orgullo Alberto López Pianello, el único bisnieto del brigadier general Estanislao López, en su casa de la capital santafesina, donde sus 92 años son una fuente permanente de amistad y conocimientos de la historia de Santa Fe en la que abreva todo el que llega hasta él. Hombre de carácter afable, mirada atenta y voz firme como sus convicciones, el único descendiente directo vivo del Patriarca de la Federación y heredero genuino de su espíritu democrático, hizo un esclarecedor recorrido por la vida del caudillo que fue parte fundamental en la constitución definitiva del país. 

"Mi abuela materna era sobrina del brigadier general Estanislao López. Mis abuelos eran primos entre sí y ella era hija del hermano de Estanislao, Juan Pablo. Cuando murió el brigadier general mi abuela tenía apenas catorce años y conocía mucho acerca de la vida de mi bisabuelo. Era una mujer de gran memoria que murió a los 96 años. Yo la visitaba siempre porque vivía a una cuadra y media de su casa y me contaba mucho sobre la vida del brigadier". 

De blandengue a caudillo

Blandengue de Santa Fe en el inicio de su carrera militar, gobernador de la provincia hasta su muerte y caudillo federal eternizado en el bronce, Estanislao López es un mosaico de los más importantes en la construcción de la Nación. Nacido el 22 de noviembre de 1786, el hijo del capitán Juan Manuel Roldán y de María Antonia López estudió en la vieja escuela de los Padres Franciscanos hasta los quince años, cuando tomó la decisión de incorporarse al Cuerpo de Blandengues para entrar de lleno a la vida que más tarde lo convertiría en uno de los caudillos más grandes de América. 

"Según algunos historiadores, el uso del apellido materno por parte de Estanislao y de su hermano Juan Pablo quizá se deba al hecho de no encontrarse formalizado el matrimonio de sus padres al momento de sus nacimientos, ya que se casaron en el año 1817, en una ceremonia que tuvo poca trascendencia", explica López Pianello. 

Los 92 años del bisnieto parecen responder a la constante longeva de la familia: "Aquí tengo el árbol genealógico: el brigadier tuvo siete hijos con María del Pilar Rodríguez del Fresno, hija de uno de los primeros médicos del país. La mayor fue Mercedes y le siguieron María Inés del Carmen, Prudencio Estanislao, que murió antes de cumplir tres años, Margarita del Carmen, Fortunato Estanislao, Pedro Telmo y Martín María, que era mi abuelo", precisa. 

La versión humana del bronce

Autor de riquísima literatura paisajística criolla y artesano noble en la elaboración de monturas, bozales, maneas y cabezadas, además de diestro domador, Alberto López Pianello relató a este diario detalles de la vida de Estanislao López que ayudan a entender con mayor claridad la trama compleja y apasionante de la existencia del gran caudillo.

"Era una familia muy católica. Tanto es así que el mismo brigadier era Terciario de la Orden de los Franciscanos", explica. Y añade: "Doña Pepa, como le decían a mi bisabuela, contaba que al brigadier le gustaba la vida en familia, tenía afición por la guitarra y era muy ameno en las reuniones familiares. Claro, desde muy chico vivió en los cuarteles fortineros de Añapiré, un paraje cercano a Arroyo Aguiar que ya no existe. Recordemos que él abandonó la escuela antes de cumplir los quince años y enseguida se incorporó a la milicia". 

El Cuerpo de Blandengues, en el que se alistó Estanislao López, era una tropa militar que se había formado hacia 1729 en la ciudad de Santa Fe donde se origina el nombre que más tarde generalizaría en todo el territorio del Río de la Plata para denominar a este heroico cuerpo de caballería. 

Cuenta don Alberto que entre los Blandengues "empezó la carrera militar de mi bisabuelo. Y en 1812, cuando el general Manuel Belgrano pasa por Santa Fe reclutando tropas para la campaña del Paraguay, él pidió ser incorporado a su ejército. Como apenas era cadete, le dieron el grado de cabo y marchó con las tropas hasta caer prisionero en Paraguay. Así lo trasladaron a la goleta española Flora y lo llevaron a Montevideo, que estaba sitiada por los españoles. Al frente de las tropas que defendían el sitio estaba el general Rondeau. López escapa de noche, engrillado, se tira al agua y llega nadando hasta las tropas de Rondeau. Con ellas combate y vuelve a Santa Fe con el grado de aférez. Así se reincorpora al Cuerpo de Blandengues y lo ascienden al grado de capitán. Luego viene el levantamiento de Añapiré, que constituyó una gran confusión política, López toma el gobierno provincial y se constituye en gobernador de Santa Fe hasta el día de su muerte, el 15 de junio de 1838". 

De asados y libros

Don Alberto es bisnieto de un hombre ejemplar y un ejemplo de vida para su familia y su amigos. Escribió tres libros: Lomillo santafesino Brigadier LópezDel con cuero y otros asados y Sucedidos y mentiras criollas, que prologó el poeta sanjavierino Julio Migno. "Ahora -señala- estoy escribiendo El amansamiento racional del caballo y tengo interés en sacarlo pronto, Toda la vida me apasionó el caballo y eso hizo que, además de comentar lo que sé sobre ellos, mi afición se traduzca en las monturas y cabezadas que fabrico, ya que siempre fui afecto al trabajo con el cuero". 

López Pianello siente su cercanía con la historia y las costumbres criollas y ese aire se respira mientras cuenta sus proyectos: "Decidí hacer un libro que hable solamente de la montura para el caballo criollo y, buscando antecedentes, me encuentro con un artículo del doctor Romero Carranza en el que dice que se necesita una montura para el caballo criollo argentino porque no tiene una montura adecuada. Por eso, además del libro, ideé una montura que yo llamo racional y me puse a fabricarla con mis propias manos. En este libro hablo también de un bozal ideado por mí, al que llamo "dominador  Brigadier General López" y sirve para la doma sin castigo, que contribuiría también a una doma racional y para alejar un castigo innecesario que comúnmente se encuentra en las jineteadas". 

Con el decálogo del buen asador en la mano, explica los secretos de un buen asado, que es el tema de uno de sus libros: "Cumpliendo con esos preceptos no lo podrán tildar de cocinero-asador Y pídale el buen Dios que no falte nunca el asado en el rancho de un argentino". El refranero popular dice que "hijos de tigre nacen overos". Viéndolo a Alberto López Pianello se puede decir que la voz popular es sabia. El hombre que vive y sueña en la misma ciudad que guarda los restos de su bisabuelo, el Gran Brigadier, es un claro ejemplo de argentinidad y esperanza. Creció con el siglo y se apresta a despedirlo con un nuevo libro.

(*) La Capital no cuenta con archivos digitales online anteriores al año 2000, por lo que esta entrevista tuvo que ser reproducida. (**) Por un error de taller del diario, la entrevista efectuada por Nobel Clemar Passaglia y publicada en su edición del 9/8/98 fue atribuida erróneamente a otro cronista del diario que sólo hizo el traslado en el móvil a quien realizó la entrevista e hizo la redacción. En el mismo fallo de impresión, la fotografía en página, perteneciente al reporte gráfico de Daniel Carrizo, se le acreditó a otro fotógrafo que no estuvo presente en la cobertura.

Lectores siguiendo esta nota ahora:



Veintisiete años ininterrumpidos en el aire  
El País del Litoral, un trazo indeleble de la televisión santafesina
Vista previa
Marcelo Casal, el emblemático conductor del programa que los santafesinos sienten como propio.
El programa que desde hace veintisiete años llega a los hogares santafesinos con toda la actualidad social, económica y politica de la región va por un año más. Un logro difícil de alcanzar en la televisión actual.

Nobel Clemar Passaglia 

Con más de 27 años en el aire en forma ininterrumpida y emitido en su primera etapa por Canal 3 de Rosario y luego y hasta la actualidad por Canal 5 Telefe de la misma ciudad, Canal 13 Telefe de Santa Fe y Canal 9 Telefe de Paraná, El País del Litoral es el primer y único programa de la televisión santafesina dedicado a contar todo lo que pasa en cada pueblo, cada ciudad, cada zona rural de la provincia. 

Puesto al aire por primera vez a mediados de 1989 por la iniciativa de su creador y "eterno" director general, José "Pepe" Cazorla, fue creciendo con el trabajo incansable de la cámara y el agudísimo olfato periodístico de Emilio "Colo" Lasconi, de quien bien puede decirse que es el "motor" del programa que recorre día tras día el territorio provincial para producir el material que su conductor de siempre, Marcelo Casal, con su especial carisma y talento, pueda llevar cada semana a los televidentes desde la noticia más relevante hasta el cumpleaños de una abuela en el pueblito más pequeño, lo que le ha valido al programa líder en información regional ser considerado por los santafesinos como algo propio, parte de la familia que sobre el mediodía de cada sábado prende la tele para verlo, casi como un rito religioso. 

Premios bien ganados

Con un equipo periodístico de altísimo profesionalismo, compuesto, además de "Pepe" Cazorla y Marcelo Casal, por los co-conductores Javier Arrizabalaga y Walter Ventroni, así como de los técnicos de los canales -entre ellos, Víctor Ippóliti, director de cámaras de Canal 5, quien siente a El País del Litoral como parte de sí mismo- y la permanente asistencia de Alicia de Cazorla, el programa varias veces premiado con distintos galardones nacionales, provinciales y municipales, lideró durante muchas temporadas la grilla de audiencia en su franja horaria y más de una vez frente a programas de emisión diaria, aun cuando éste se emite sólo los sábados.

Reconocido por su tono familiar y una permanente interacción con sus televidentes, El País del litoral se ha distinguido siempre por la cobertura integral que hace de la vida social e institucional de la provincia y el riguroso tratamiento periodístico del accionar político y empresarial en el territorio santafesino y, más de una vez, en las provincias limítrofes.

En 2011, atento al vertiginoso avance de las nuevas tecnologías informáticas y la transformación que Internet introduce en los medios de comunicación, El País del Litoral se incorpora a la red con su sitio web, desde el que emite en directo los programas que ponen al aire los canales 5 de Rosario, 13 de Santa Fe y 9 de Paraná, con la producción digital de quien suscribe esta nota.

Fragmento de uno de los más de 1300 programas emitidos durante casi tres décadas.


Una gran familia

Uno de sus co-conductores, Walter Ventroni, dice del programa al que dedicó su trabajo periodístico durante más de dos décadas: "Una de las mayores satisfacciones que he tenido como periodista es haber formado parte de esta gran familia que es el El País del Litoral, Una familia que está compuesta por quienes lo hacen y por cada uno de los televidentes, que son, en definitiva, la esencia del programa".

Muchos fueron los colaboradores que pasaron por sus filas. Algunos, en su fase de aprendizaje; otros, yendo y viniendo desde otros medios en los que trabajaban. Todos, sin excepción, dejando lo mejor de sí y llevándose del programa un sello de amistad con el equipo de trabajo y con los televidentes, la savia misma de este saludable "árbol televisivo" que después de casi tres décadas parece estar más vivo que nunca.

Lectores siguiendo esta nota ahora:


.


Vista previa

Vista previa


Lectores siguiendo esta nota ahora:


.

Vista previa


Vista previa


Lectores siguiendo esta nota ahora:

.


http://tn.com.ar/tnylagente/musica/ramon-ayala-el-mito-viviente-de-la-musica-nativa-sorprende-gratamente-un-cantor-callejero_752917
 TN y la Gente



ENTREVISTAS PARA EL RECUERDO


Nobel Clemar Passaglia
Una tarde con Marcos Ciani, gloria del Turismo Carretera 

A casi diez años de la muerte del que fuera uno de los más grandes pilotos del automovilismo deportivo argentino, una entrevista que le hice para La Capital en 1998 y que guardo entrañablemente entre mis recuerdos más queridos como periodista y como aficionado a los fierros
16a. Vuelta de Santa Fe (24 de mayo de 1964) | Marcos Ciani y "El sapito"
Llegué al Hotel El Molino, de Venado Tuerto, un mediodía de noviembre. con la emoción de saber que iba a ser recibido por quien fuera en mi niñez uno de mis más grandes ídolos deportivos. Con el temor de pifiar en las preguntas, habida cuenta de que yo no era periodista deportivo, sino de información general, me adentré en la intimidad de un hombre tan sencillo, tan campechano y amable, que aquella imagen ilusionada que tenía de pibe, cuando lo veía pasar "volando" por las afueras de mi pueblo en las inolvidables "Vueltas de Santa Fe" con su cupecita Chevrolet del '40, se hizo aún más grande al tenerlo frente a frente.


Nobel Clemar Passaglia | La Capital | Nov 1998 (*)

Venado Tuerto - A 41 años de haber ganado su primer Gran Premio de Turismo de Carretera, Marcos Ciani conserva la misma chispa en sus ojos claros que cuando miraba el camino y elegía la mejor trayectoria para sacarle la mayor velocidad al famoso "Sapito", el Chevrolet modelo 1940 con el que ganó y perdió, pero que quedó grabado a fuego en el recuerdo de todos los tuercas del país. En el hotel que compró "con los pesitos que ganó de los premios", el "Flaco" recibió a La Capital con la misma calidez y humildad con las que recibe a sus pasajeros y habló de todo.

Sobre la ruta nacional Nº 8 que tantas veces lo viera pasar a fondo, el hombre que se autodefine como "manyagrasa" por 
su afición a los fierros, regentea el Hotel El Molino, un lugar donde cada viajero que llega a Venado Tuerto puede encontrarse con testimonios de un pasado deportivo que lo tuvo como uno de sus más notables protagonistas. 

Rodeado de fotografías, copas, plaquetas y pergaminos, bromea sobre su edad y dice que "ya han muerto casi todos los 
corredores de aquella época". Desde 1947, año en que comenzó una carrera de éxitos preparando autos y acompañando al recordado Guillermo Marenghini, el automovilismo deportivo le dio al piloto venadense una vida plena de matices y amigos "que tengo en cada lugar del país", afirma.
 

Con una enorme fotografía de José Luis Cabezas como fondo, habló de sus comienzos en el deporte que fue su vida y 
de lo mucho que le dio el Turismo de Carretera: "Después de ser acompañante de Marenghini, tuve la suerte de acompañarlo a Roberto Matazzi en la Buenos Aires-Caracas, pero en La Quiaca  nomás nos quedamos. Fuimos a Lima y desde allá largamos la carrera de retorno", recuerda con una sonrisa, para aclarar que "ninguno de los dos teníamos experiencia", como si hiciera falta alguna disculpa. 

"El sapito" 

Mientras señala una fotografía en la que el "Sapito" viene doblando una curva cerrada y está a centímetros de atropellar a un perro que cruzaba, el Flaco suelta la carcajada y dice "el loco se salvó de milagro". Con la espontaneidad propia de quien está acostumbrado a que lo ametrallen a preguntas, habla de las experiencias con ese auto y otros con los que corrió: "En aquellos tiempos se corría con lo que se podía. La preparación de los autos era a puro ingenio y se hacía casi familiarmente". 

Cuenta, divertido, que el nombre de "Sapito" con el que se bautizó el auto que le dio "muchas alegrías y algunos dolores 
de cabeza, como cuando me la golpeé feo en el accidente en Arrecifes", fue una idea que surgió después de un asado: "Había llovido y el auto estaba en el galpón, en medio del agua. Le habíamos dado impresión color verde y a uno de los muchachos se le ocurrió que verde y metido en el agua parecía un sapito. De ahí le quedó el nombre". El rojo y blanco con que después fue tapa de El Gráfico varias veces, resultó de la pasión futbolera de quien aportó la pintura, un amigo "fana" de River Plate. 

En esas tapas, los abrazos con Juan y Oscar Gálvez, de quien dice "fue el mejor compañero que tuve en las rutas", 
hacen aun más cálidas las paredes de la sala donde, café de por medio, invita a este cronista y a quienes lo acompañaban (el fotógrafo Daniel "Negro" Carrizo y Roberto Paz) a comer "un buen asadito cuando quieran llegarse". 

Los más grandes éxitos 

Sencillo y familiero, el hombre que dice bromeando "mi señora me apoyaba porque no le quedaba otra", habla muy poco 
de las "piñas" que se pegó y mucho de su primer nieto, que "se llama Marcos, como uno de mis hijos". Para equilibrio de nombres heredados, su hija Graciela lleva el de su madre y el Flaco no puede esconder lo que siente por ellas: "Son los éxitos más grandes que tuve". 

La lucha de marcas, las etapas interminables, el fervor de la gente que seguía las carreras por radio día y noche y la 
camaradería entre los corredores de entonces, tienen en Marcos Ciani un reaseguro de recuerdos que permiten a quien lo escucha revivir aquellos tiempos con la misma pasión con la que él los trae a la memoria; así como un inequívoco mojón de referencia para los jóvenes que recién se inician en el automovilismo deportivo. Para ellos, el amigo entrañable de Oscar Alfredo Gálvez vuelve a hablar de "El aguilucho" y desliza con humildad un consejo imperdible: "Trabajen mucho". 

Grande en el automovilismo y en la vida 

Dispuesto a seguir la charla "hasta que las velas no ardan", como él mismo dice con su sonrisa bonachona, el hijo 
dilecto de la ciudad de Rufino y adoptado por su querido Venado Tuerto no puede disimular su alegría cuando habla de su amigo Carlos Reutemann, que "cada vez que anda cerca me viene a visitar", pide disculpas por su mala memoria y no olvida mencionar a sus padres, de quienes habla con una ternura que conmueve. 

Este cronista estaba lejos de la casa del Flaco y no pudo preguntarle a Perla, su mujer, si lo de "no le quedaba otra que 
apoyarme" era por el profundo amor que siente por su esposo; o porque a ella le apasionaban los fierros tanto como a ese hombre de casi dos metros que todavía tiene en sus ojos claros la misma chispa que le hiciera ganar su primer Gran Premio de Turismo de Carretera, en 1957. Pero no va a faltar oportunidad. Seguramente cuando volvamos a encontrarnos en el asado prometido. 

Con la tarde bien entrada, la despedida se hace larga entre anécdotas que no para de contar y con las que nos acompaña hasta 
el auto, donde, apoyado con los dos brazos en la ventanilla, contesta  al "Bueno, don Marcos, nos vamos" con un "Si te arranca este cachivache". Y allá quedó esa gloria del TC, saludando brazo en alto, con la misma sonrisa ancha con la que nos recibió y con sus casi dos metros trazando una larga sombra en medio del patio de estacionamiento de El Molino.

(*) La Capital no cuenta con archivos digitales online anteriores al año 2000, por lo que esta entrevista tuvo que ser reproducida.


Lectores siguiendo esta nota ahora:
Comentar / Ver comentarios 



Periodistas en cadena por #AdrianTeVasACurar

Aizpea Etxezarraga, la animalista que desea la muerte al niño con cáncer que quiere ser torero

Vista previa

Escribe Nobel Clemar Passaglia
Periodistas de todo el mundo están difundiendo la imagen de esta "animalista" para que todos la conozcan, puesto que tras 
publicar un aberrante mensaje en el que le desea la muerte a un chico de tan solo ocho años, enfermo de cáncer y que sueña con ser torero, borró todos sus perfiles de las redes sociales.

Se llama Aizpea Etxezarraga, vive en Guipúzcoa, España, y publicó en su perfil de Facebook un mensaje que muestra la calaña de esta verdadera bestia:  “Que qué opino? Yo no voy a ser políticamente correcta. Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaa! Adrián, vas a morir”, le dice a Adrián Hinojosa, el chico enfermo de Sarcoma de Ewing que quiere ser torero y por el que se lanzó la campaña #AdrianTeVasACurar con una una corrida de toros a beneficio de los niños con cáncer en la Plaza de Valencia, en la que grandes figuras del toreo le cumplieron el sueño a Adrián de hacer el paseíllo, dar la vuelta al ruedo y salir con ellos a hombros por la puerta grande.









Federico Jiménez Losantos y el Premio Nobel a Bob Dylan
“Le han dado el Nobel de Literatura por demagogia y corrupción política


F. Jiménez Losantos | EL MUNDO
A Dylan le han dado el Premio Nobel de Literatura por dos razones, las mismas por las que le han dado a Santos el Nobel de la Paz: la demagogia mediática y la corrupción política, que son dos caras de la misma moneda devaluada. Pero el Gordo de las Letras de este año, una mamarrachada aunque el agraciado sea un ilustre cantante, ha tenido una virtud: comprobar que las páginas de cultura de los periódicos de internet están pobladas de gente a la que la literatura no le importa absolutamente nada. No habían pasado diez minutos de la noticia de la lotería de Estocolmo y la Red con mayúscula aullaba y gemía de satisfacción, mientras las redes con minúscula se incendiaban, que es lo que hacen cada diez minutos aunque sin quemarse nunca, lástima. Yo creo que la razón de tanto alborozo es que, por fin, premiaban a alguien del que todos sabían algo. Aleluya. 

Hace muchos años, me eché a los ojos Tarántula, prueba de que el genial cantautor al que tanto admiraba -y admiro- es un malísimo escritor adolescente. No para adolescentes, como Hesse o Kipling, que son muy buenos, sino alguien que vale para lo que vale: lograr esa extraña alquimia de letra y música que no aguantarían solas ni la letra ni la música. Pero eso no lo pone por delante de Mozart ni de Joyce. Si acaso, de Leonard Cohen. 

Es cierto que el Nobel ha premiado a menudo mediocridades, al gusto político del publicista soviético que lo gestionaba. Por eso nunca se lo dieron a Borges y premiaron a Toni Morrison antes que a Vargas Llosa. Ahora, para actualizar el sectarismo, distinguen razas o continentes. Y sólo por el hecho de ser australiano premiaron a un tal Patrick White en vez denunciarlo a la Interpol por escribir Las esferas del mandala. Este año, dicen los fans -que no lectores- de Dylan, el Nobel le tocaba a los USA. Pues deberían lamentar que, muertos Capote y Salter, no se hayan fijado en Roth, De Lillo, Auster o Franzen, que no cantan, pero escriben.

Ahora bien, si lo que quieren los becarios de la red es aprender y los lectores disfrutar, pueden leer a Ismael Kadaré, que todos los años se queda en nominado para el Nobel: Los tambores de la lluvia, El año negro, Abril quebrado, El ocaso de los dioses de la estepa, El concierto, El viaje nupcial. Eso es literatura. El resto, como casi todo hoy en día, simple espectáculo.

Fuente: El MUNDO |  Ir a la fuente



Comentar / Ver comentarios 


Adrián sueña con ser torero. "Animalistas" quieren que muera.
Otra vez las bestias en las redes sociales



El talento en las sombras de los que escriben para otros 
Unos ponen el talento y otros se llevan la fama 

Resonantes éxitos literarios, artículos periodísticos de alto impacto y hasta cautivadores discursos de políticos encumbrados son muchas veces y sin que el público lo sepa escritos por "escritores fantasma" o "ghostwriters", como se los llama en inglés. La mayoría, a cambio de una modesta retribución económica. Los menos, como en el caso de Andrew Crofts, cobrando fortunas por escribir lo que firman otros.
Vista previa


Enrique Campos | Esquire

Puede que ahora mismo tengas encima de la mesita de noche un libro escrito por Andrew Crofts (Reino Unido, 1953) y ni siquiera lo sepas. Nunca vas a saberlo. Esa es la naturaleza de su trabajo: oír, ver, escribir y callar. Escritor fantasma, escritor por encargo, negro literario. Llámale como quieras. Previo cobro de generosos cheques, Crofts da forma a memorias, autobiografías, novelas de género, sagas literarias. Y desaparece de escena para que el "autor" estampe su firma en el manuscrito. Se codea con la élite de la élite, los que pueden permitirse sus servicios, y las editoriales se lo rifan. Aunque carde la lana para que otros se lleven la fama, esa lana hay que pagarla a precio de hilo de oro. 

Trabaja en la sombra, en un negocio sombrío, opaco, pero su estatus le permite hablar abiertamente de la labor que desempeña, evitando con elegancia británica, por supuesto, cruzar las líneas rojas de la confidencialidad. Tiene entrada en la Wikipedia, web propia y de tarde en tarde edita libros, esta vez sí, firmados por él mismo, para alentar a futuros "fantasmas". Con una de estas guías se pertrechó Robert Harris antes de desarrollar The Ghost, más tarde convertida en éxito de taquilla por Roman Polanski. ¿Es así la vida de un negro literario? ¿Ha experimentado Andrew las intrigas y las presiones que le quitaban el sueño a Ewan McGregor? Bienvenidos al fascinante universo de un ghostwriter de alto standing. 

¿Tiene alguna idea de cuántos libros ha vendido? 
Más o menos unos quince millones, que yo sepa.

¿Cómo fue aquella primera vez que alguien se le acercó y le pidió que escribiera algo que no iba a firmar? 
Alguien a quien estaba entrevistando para una revista de negocios me dijo que una editorial le había encargado que escribiera tres libros, pero no tenía tiempo para hacerlo. Sugirió que lo hiciera yo. Él se quedaba con toda la promoción y la publicidad y yo con el dinero.

Cuando ve que algo que ha escrito para otro se convierte en un best seller, que ese otro se lleva todo el crédito, ¿no se siente algo celoso? Todos tenemos nuestro ego, nuestra vanidad. 
Nunca me pongo celoso. Jamás. Lo que me siento es orgulloso por haber podido llevar el trabajo a buen puerto, y que tenga éxito. No tengo ningún problema con que otros firmen un libro que he escrito yo, porque es su historia, contada con sus propias palabras (enfatiza esos "sus"). Son sus libros, yo me limito a escribirlos para ellos. Si el fantasma es bueno en lo que hace escribirá exactamente el libro que el autor hubiera escrito si hubiera podido... 




Umberto Eco, poco antes de su muerte:
"Las redes sociales dan el derecho de hablar a legiones de idiotas"
Umberto Eco | Foto EL PAÍS

Por Juan Remington
Cuando más de una vez escribí en cuanto espacio tuviera a mi alcance que el viejo dicho de café "Con guita cualquiera es vivo" se podría traducir en estos tiempos cibernéticos como "Con Internet cualquiera es sabio", me cayeron por el lomo como para que tenga y guarde. Menos "lindo", me dijeron de todo. Pero, claro, si lo decía Umberto Eco ya era otro cantar. Porque ¿quién se le iba a animar a uno de los cerebros más lúcidos que dio el siglo XX? 

"Las redes sociales dan el derecho de hablar a legiones de idiotas", dijo el brillante escritor, filósofo y semiólogo piamontés en una entrevista concedida al diario italiano "La Stampa" en junio de 2015. Y por si se había quedado corto, en otra entrevista con el diario ABC de España, el autor de "El nombre de la rosa", entre otras muchas obras que le valieron ser propuesto varias veces para el premio Nobel, alertaba acerca de la "invasión de imbéciles" que están facilitando las nuevas tecnologías y herramientas digitales como Facebook y Twitter, que "permiten que la opinión de los necios consiga tener la misma relevancia que la de un premio Nobel"

Tanto es así, que imbecilidades como "Si amas a tu madre, compártelo en tu muro" o estupideces por el estilo, inundan las páginas de Facebook con el añadido de que hasta tienen cientos de seguidores que les dan el tan preciado "Me gusta" con su infaltable emoji con carita de alegría y comentarios como "¡Gran verdad, eres genial!", casi siempre con horrores de ortografía y asumiendo que lo dicho por el "genio" o la "genia" de turno es la verdad revelada, lo que hace que la imbecilidad se propague como plaga. 

Para el escritor galardonado con el Premio Príncipe de Asturias, uno de los más altos que se entregan en el mundo a las artes y las letras, las redes sociales "son un elemento peligroso que no permiten conocer quién está hablando" e insistió en que "así como la televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior, Internet ha promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad". 

Como podrán ver, entre Umberto Eco y yo no hay ninguna diferencia: él tenía sangre piamontesa y yo también. Lástima no haber tenido también su cerebro. 




La nota destacada

LA NACIÓN: "Papis insoportables, la nueva pesadilla de los docentes" 

Una reveladora nota de Daniel Santa Cruz publicada por el matutino porteño señala las presiones que reciben los docentes por parte de padres que desconocen o ignoran deliberadamente cuáles son sus obligaciones en el proceso educativo de sus hijos.

Padres en la puerta de la escuela | Foto Archivo La NACIÓN

(LA NACIÓN) - Mariela es maestra de educación inicial y trabaja en un jardín de infantes privado de Barrio Norte. Dice que su peor error fue darle su celular a las madres que lo pidieron. "Tengo una sala de tres años, llevo poco tiempo en la docencia y trato de ser colaboradora. No sabía lo que me esperaba. Una mamá me escribía a cada rato pidiéndome fotos de su hija. Quería saber qué hacía, cómo se portaba, todo eso mientras la nena estaba en clase. Como comencé a negarme, la mamá se quejó con las autoridades de la escuela y me responsabilizó por su decisión de cambiar a su hija de jardín. Fue un mal momento para todos", ...  Ver nota completa en origen 




La sociedad "progresista" y sus curiosos valores
"Detrás del ruido del oro van los maulas como hacienda"


Por Juan Remington
La certera copla de Atahualpa Yupanqui viene como argolla al lazo para titular con probable acierto esta pirifláutica crónica de lo que está pasando por estos días, más que nunca, en una sociedad en la que el ruido del oro lleva del hocico a todo aquel que ande escaso de valores morales, sentido del deber, apego a las buenas costumbres y a la ley, a la amistad honrada y al amor por el prójimo; ese "próximo" bíblico al que cada vez se ama menos y que siempre termina pagando la cuenta de los lujos y placeres de aquellos para los que los valores humanos parecen ser un bien de consumo y el semejante un material descartable.

"No hay flojo que no se venda por una sucia moneda", dice también Atahualpa en otro verso de esa copla. Y con tanta puntería, que en todo tiempo y lugar levanta más de una ampolla, claro, a todo el que ande por esos andariveles. 

Hoy, en este mundo tecnológico donde las relaciones humanas se reducen al envío electrónico de unos pocos caracteres y un par de "selfies" para decir "Te amo con toda mi alma" a quien jamás se ha visto en persona, o  pavonearse con los "miles de amigos" que se tienen en Facebook, de los cuales la mayoría son absolutos extraños, al andar detrás del ruido del oro se le añade el andar cada vez más lejos de lo humano, lo que hace más fácil andar esquivando obstáculos en ese andarivel camino al "éxito". Andares todos que no llevan sino a la degradación del paisano en cuestión, tan ufano hoy en día de "ser libre", "progresista" y "defensor como nadie de los derechos humanos". Todo verso, pero totalmente funcional a la maquinaria de inventar razones morales para esconder lo inmoral.

Y como nunca falta el “maula” que salte, ceño fruncido, a exigir que se le diga quién puede decidir qué es inmoral o qué no lo es, qué está mal y qué no, poniéndose a cubierto por si acaso se le descubre la cola de paja, se podría decir, sin temor al pifie grande, que al tiempo que la sociedad actual destruye valores a la velocidad de la luz, va creando a la misma velocidad anticuerpos en los que van detrás del ruido del oro como para que la parte sana de la sociedad que aún queda en pie ni se atreva a hacerles el menor reproche. No, no. Cuidadito con decir que darle un beso a la madre está bien y matarla está mal. Porque la conciencia progresista, abierta y libertaria de los que van detrás del ruido del oro puede ofenderse hasta el paroxismo.

Olvidar deliberadamente a quienes lloraron por ellos cuando tuvieron una pena o se alegraron con sus alegrías porque las sentían como propias, dejar a un lado en sus horas de enfermedad a quienes estuvieron junto a su cama cuando las suyas, no son para los que van como hacienda detrás del ruido del oro cosas que se les puedan cuestionar. Faltaba más. Una sociedad avanzada, progresista como Dios manda (aunque la progresía no crea en Dios), no puede permitirse esas nimiedades, tan poco prácticas para el desarrollo personal.

¿A quién, en esta nueva sociedad, tan dedicada al “socialismo progresista e igualitario”, se le puede ocurrir poner obstáculos como los valores humanos en la carrera hacia el éxito económico, el lujo y el placer? ¿Quién se puede permitir la barbaridad de pedir que se anteponga lo humano a lo material? Los sentimientos nobles, la ponderación de las buenas costumbres, la decencia, la honradez, la solidaridad, la gratitud, la amistad, son antigüedades que impiden el progreso. Vayamos sabiéndolo. Y guay con cruzarse en el camino de esa hacienda, que a la luz de lo que se ve, le pasa por encima a todo el que se le ponga adelante





Un merecido homenaje al poeta Julio Migno 
El Litoral, un diario santafesino que sabe honrar nuestras raíces




El semanario francés vuelve a dar la nota
Los "progres" de Charlie Hebdo y sus gracietas con los muertos por el terremoto en Italia


Por Juan Remington
Mientras Italia llora a sus muertos por el devastador terremoto en la región del Lacio, que dejó más de 250 víctimas fatales, centenares de heridos y más de un millar de familias sin hogar, el semanario satírico francés Charlie Hebdo hace de esa tragedia una "sátira" que indigna al mundo. 

Con el título "Terremoto a la italiana", una viñeta firmada por el dibujante Félix presenta a las víctimas de la catástrofe como platos típicos del país: 'Penne en salsa de tomate', con la caricatura de un hombre ensangrentado, 'Penne gratinado', con una mujer cubierta de polvo, y 'Lasagna', con cuerpos sangrantes que aparecen entre capas de escombro. 

La viñeta, publicada en la contratapa de la revista semanal, también aparece en otra sección de la publicación, donde los "humoristas" de la Redacción que en enero de 2015 fue blanco del terrorismo yihadista dicen del terremoto de Amatrice: "Cerca de 300 personas murieron en un terremoto en Italia. Todavía no se sabe si el terremoto gritó "Alá Akbar" antes de golpear".

Ante tamaña ofensa a las víctimas de la catástrofe y a todo el pueblo italiano, el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, se manifestó con dureza contra el semanario: "¿Cómo se es capaz de hacer sátira con los muertos? La sátira es sátira cuando hace reír y en esta ocasión me parece que no hay nada de lo que reírse", dijo a Il Corriere. Y agregó: "Estoy seguro de que esta sátira desagradable y embarazosa no responde al sentir del pueblo francés". 

Mientras la publicación recorre el mundo, la pregunta obligada es si en nombre de la libertad de expresión se pueden concebir cosas como ésta, en la que la tragedia y el sufrimiento de centenares de personas son tomados para la chacota por un semanario de la relevancia de Charlie Hebdo, que habiendo recibido el solidario y dolido "Je suis Charlie" de todos los pueblos del mundo cuando el terrorismo islámico golpeó su sede, ahora se despacha con una bochornosa publicación que hiere no sólo el corazón de los italianos, sino el de todas las personas de bien, vivan en el país que vivan.  

Si la libertad de expresión y el "progresismo" del que se jacta este semanario de fama internacional son los de esa repudiable viñeta, apaga y vámonos, como dicen los españoles. 






Una vergüenza nacional
Para el gobierno chaqueño, San Martín nació el mismo día en que murió

Los anuncios oficiales publicados por el "Gobierno del Pueblo" chaqueño en conmemoración del fallecimiento del General José de San Martín, citan el 17 de agosto como fecha de su nacimiento. Una vergonzosa muestra del deplorable nivel de conocimiento histórico que tienen todos los funcionarios por los que pasó la gráfica antes de ser publicada. 

"Si somos libres, todo nos sobra", dijo el insigne argentino nacido en Yapeyú el 25 de febrero de 1778. Por lo visto, en el Gobierno de Chaco a cargo de Domingo Peppo (FPV) lo que sobra es ignorancia.




Cuando de periodismo hablan los que saben
El corresponsal de guerra Gervasio Sánchez dice del periodismo actual lo que pocos periodistas tienen el coraje de decir 


En una entrevista concedida al diario español EL MUNDO, el prestigiado reportero señala que la información de calidad ha sido sustituida por los opinadores todólogos y que el periodismo tradicional ha derivado hacia el "desastre".

PERIODISMO Cursos de verano de la UIMP El periodista de guerra...
El fotoperiodista Gervasio Sánchez, en Santander. DAVID S. BUSTAMANTE

      "El periodismo puro ha desaparecido de los medios".

El autor de 'Vidas minadas' cree que el interés periodístico y social se ha       sustituido con frecuencia por el interés económico.




El fotoperiodista Gervasio Sánchez, uno de los más reconocidos por su amplia trayectoria profesional, ha reconocido ser "pesimista" ante la deriva del periodismo tradicional hacia el "desastre" actual, llegando a afirmar que "el periodismo puro ha desaparecido de los medios". El periodista, que ha relatado conflictos como el de Bosnia o la Guerra del Golfo, ha achacado esta situación a un problema en la estructura de los medios de comunicación y a que no se apuesta por una profesión de calidad.
Sánchez, que participa en uno de los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, ha apuntado como una de las razones a la falta de inversión por parte de los gestores de estas empresas de comunicación. "Una buena historia periodística cuesta un porrón de dinero y una investigación puede llevar años", relató, citando a la prensa estadounidense de principios del siglo XX, donde "había medios que tenían a un periodista de investigación que se dedicaba a un tema durante cinco años, y cuando esta historia salía, se quintuplicaban sus ventas".
Este interés empresarial, reflexionó, lleva a que la información de calidad se haya visto sustituida por el género de la opinión. "La opinión es mucho más barata", apuntó, puesto que "la mayor parte de los opinadores todólogos son más baratos". "Ése es el resumen de toda la tragedia".
La sustitución de la función social por los intereses empresariales es responsable de esta situación, según Sánchez: "Los empresarios de la comunicación han olvidado qué es el periodismo. Se dedican al negocio de vender cuberterías o tal para que la gente se enganche a tu diario", observó, aunque quiso matizar en el aspecto económico y defendió que crisis periodística no es causa de crisis económica del país, pues, a su juicio, "el periodismo empezó a caer cuando más se ganaba en los medios de comunicación".
El problema actual, mantuvo, "es un problema de estructuras" de los medios, puesto que "en la mayoría" se habría establecido "un funcionariado" al que, dijo, tenía ciertos intereses políticos según con quién en cada momento. Un escenario en el que reivindicó a los comités de redacción que fueran "más autónomos de las empresas y que exigieran las líneas claras" entre economía y profesión, aunque se mostró consciente de que "en muchas ocasiones" estos comités "están solos". 

Frente a esa situación, el fotógrafo y autor de Salvar a los niños soldados y Vidas minadas destacó la impotencia de los propios profesionales y destacó "a cuánta gente le gustaría hacer periodismo de verdad". "La inmensa mayoría de los periodistas -mantuvo- son gente decente y personas muy preparadas que harían cosas muy buenas si se lo permitieran".



Todo sea por quedar bien
Políticamente correcto


Por Juan Remington
El papanatismo postmodernista, una corriente de pensamiento que me acabo de inventar en este preciso momento, propone que el hombre vaya incorporando al lenguaje nuevas formas de expresión que le permitan quedar bien con todo el mundo, sin importar si lo que se está diciendo no es lo que se está pensando; lo que lingüísticamente se define como "paraquedarbienismo" y se enmarca en la expresión de moda "políticamente correcto", un adjetivo con sidecar que justifica cuanto eufemismo e hipocresía se le quiera meter al discurso.

La internalización de ese concepto a la hora de hablar de cualquier tema, evita quedar mal, por ejemplo, con los colectivos feministas (siempre me pregunté por qué no hay colectivos machistas) o de LGTB, entre otros no menos quisquillosos, como el de los animalistas, con los que hay que tener mucho cuidado en la elección de las palabras para no lesionar ninguno de sus derechos o de los que reclaman para sus mascotas, a cuyas vidas les asignan el mismo valor que a la de los seres humanos y por lo que no es nada fácil acertarle a las frases paraquedarbienistas.

Si por desconocimiento del políticocorrectismo o por un simple descuido, el orador cometiera el imperdonable error de usar el machista "Buenas tardes a todos" en lugar del igualitario "todas y todos" (y guay con no decirlo en ese orden), es casi seguro que quedará muy mal ante cualquier público "progresista" que se precie. Hasta se arriesga en algunos casos a que lo denuncien ante los organismos de Derechos Humanos por vaya a saber qué cosa en contra de vaya a saber qué derechos. Todo por no echar mano de un simple y accesible recurso paraquedarbienista.

Hasta la RAE (que no es precisamente sospechosa de no aceptar cuanta palabreja pirincha ande dando vueltas por ahí) tuvo que salir a un quite para parar la embestida de los fanáticos papanatistas que quieren imponer sus propias ocurrencias idiomáticas a la lengua de Cervantes porque así como está no satisface sus caprichitos. Para la Academia, el "Todas y todos" es de una soberana inutilidad. Y no hace falta ser muy despierto para darse cuenta de que la insistencia en tratar de imponer esas inutilidades tiene un solo propósito: llevar agua cada uno para su lobbie.

Pero lo que diga la Real Academia de la Lengua Española al papanatismo postmodernista le importa poco. Lo importante para los paraquedarbienistas es ser políticamente correcto en todo momento y lugar y decir siempre lo que el otro quiere escuchar, aunque no sea verdad o haya que disfrazarla para quedar bien y para conseguirlo haya que convertir un verbo en adjetivo o un pronombre en gerundio. Siempre, según su retorcida doctrina, es preferible decir lo contrario de lo que se piensa, mentir a lo novio que llegó tarde o endulzar los oídos de quien escucha con eufemismos titulares y suplentes a llamar a las cosas por su nombre.

Para los paraquedarbienistas, los eufemismos son sagrados. El ciego no es ciego ni el negro africano es negro. El ciego es un "individuo con capacidades visuales diferentes" y el negro africano (perdón por la incorrección política y machista de dejar afuera a la negra) es un hombre "de color" (como si el japonés, el sueco o el mexicano fueran incoloros).

Y así podríamos seguir hasta el cansancio con la lista de paraquedarbienismos, pero no sería políticamente correcto. No vaya a ser cosa que a algún fanático del papanatismo postmodernista se le ocurra decir que esta nota es discriminatoria, fascista o vaya a saber qué otra barbaridad por el estilo.



Pokémon Go viene a confirmar la teoría de Einstein
El universo está lleno de una infinidad de estúpidos 


Por Juan Remington
Cuando Albert Einstein dijo que la estupidez y el universo son dos cosas infinitas y que del universo no estaba seguro, no tenía ni idea de Pókemon Go. De haberlo sabido, habría confirmado que el universo, además de ser infinito, está lleno de infinitos estúpidos. 

La invasión de bichos digitales que ponen a caminar a la gente para que los busque con el celular en cualquier lugar donde se encuentren (arriba de un caballo de estatua en una plaza, en una sala de partos o en una comisaría, todo vale) ya ha causado centenares de accidentes en el mundo. 

Desde provocar choques en cadena por manejar con los ojos pegados a la pantalla del celular hasta estrellarse contra puertas giratorias, árboles y columnas de alumbrado por andar buscando monstruitos, sin mirar por dónde caminan, los millones de "cazadores" de pokemones que se lanzan a la calle desde la aparición de la aplicación de realidad aumentada se han convertido en una verdadera amenaza para la seguridad pública.

Uno de esos "infinitos" a los que se refería Einstein y que demuestran cuán acertado estaba el genio alemán es el joven estadounidense de 26 años, Lamar Hickson, quien no tuvo mejor ocurrencia para cazar a un "Pikachu" que frenar de golpe en una autopista de Massachusetts, causando un choque en cadena que involucró a decenas de vehículos. "Si quieres atraparlos a todos, tienes que arriesgarlo todo", le dijo el "infinito" a la policía cuando lo interrogaba. 

Otro caso que reafirma la teoría de Einstein es el de Jonathan Theriot. Mientras su esposa, a punto de dar a luz, esperaba gritando de dolor que los médicos la ingresaran al quirófano para practicarle una cesárea, el audaz cazapokemones tiró un pantallazo para mostrarle a la sufriente parturienta que había un "Pidgey" sobre la cama.  

En Australia, la policía y los bomberos de Darwin tuvieron que pedirles a los "infinitos" locales que no entren a sus  estaciones, que aparecen en el juego como una "Pokestop". "No tienes que entrar para ganar las pokebolas", advierten en sus páginas de Facebook. 

Lindsay Plunkett, una  camarera de 23 años de Asheville, Carolina del Norte, estacionó el auto a seis cuadras del restaurante donde trabaja, en lugar de las tres donde lo estaciona siempre, "para tener más Pokestops en el camino", dijo. 

Piernas fracturadas, narices rotas, chichones, moretones, autos destrozados (hasta que haya una muerte), son la resultante del juego que debutó hace apenas un mes en el mundo y ya tiene a millones de "infinitos" poniendo en riesgo su seguridad y la de todos los que se crucen en sus rutas de safari digital.

Sobre que ya había que soportar a los que caminan por la calle sin sacar los ojos de sus celulares y llevándose por delante a todo el mundo, ahora va a haber que cuidarse también de no pisarles las pokebolas. No sea cosa que, encima, se enojen por hacerles perder una ficha de entrenador de monstruitos y algo de su bien ganada reputación de infinitos.


En primera persona.

Una inexplicable pasión por los diarios


Por Nobel Clemar Passaglia
Desde que era un chico que no pasaba del metro y medio de estatura me apasionaron los diarios. Aun cuando todavía no había alcanzado siquiera la categoría de lector de corrido de la composición “La vaca” en la escuela, ya me apasionaban los diarios. Tanto, que casi todos los días, a la salida de la escuela y a riesgo de ligar un buen repaso de la vieja por haberme quedado “por ahí”, me desviaba del camino de vuelta a casa para llegarme hasta el único puesto de diarios y revistas que había en mi pueblo y ver, como quien ve por primera vez y en persona las pirámides de Egipto, las tapas de los pocos diarios que llegaban al pueblo y que el puestero prendía con broches para la ropa en un destartalado armazón de madera.

Y ahí me quedaba, como estatua, mirando embobado las enormes fotos en blanco y negro en la tapa de esos diarios tamaño sábana de dos plazas y leyendo casi en voz alta cada uno de los titulares, lo poco que mostraban debajo y hasta las publicidades, que a esa edad me parecían la cosa más maravillosa del mundo. Hasta que el dueño del puesto ya ponía cara de “o comprás o te vas”. Y ahí pegaba la vuelta a casa, con el mundo dándome vueltas en la cabeza e imaginando que un día sería un gran periodista.

Después vendrían mis años adolescentes y mi debut como escriba en el recién fundado diario del pueblo con una notita de cinco centímetros en la penúltima página; que ya ni me acuerdo de qué trataba y que unos años más tarde, superada definitivamente, creo, la edad del pavo, me di cuenta de que me la habían publicado porque mi papá era uno de los fundadores, cosa que no me dejaba muy bien perfilado para el Pulitzer.

El asunto es que, para hacerla corta, como manda el buen periodismo escrito, aquella pasión infantil por los diarios hizo que un día, ya adulto, me encontrara sentado frente a la máquina de escribir en la redacción de uno de los diarios más importantes del país con el obligado y angustioso apuro de redactar una nota en menos de diez minutos porque se venía el cierre de la edición. 

Hoy, a casi cincuenta años de aquellas intimidatorias miradas de “o comprás o te vas” y después de incontables notas escritas de apuro al cierre de la edición, cierro los ojos y alcanzo a ver entre la neblina de los recuerdos a ese pibe de guardapolvo blanco que se demoraba en volver a casa a la salida de la escuela por quedarse leyendo los titulares de los diarios que colgaban de un destartalado armazón de madera en el único puesto de diarios que había en el pueblo. Y, por muchas razones y a pesar de que mi pasión por los diarios sigue intacta, no quisiera volver a abrirlos.   




Por los caminos de la música.

La guitarra, un pozo con viento en vez de agua

Paco de Lucía: "No tengo otra forma de expresión que no sea la guitarra".
Por Nobel Clemar Passaglia
Hablar de la guitarra es hablar de un milagro. Un milagro que se revela nuevo en cada nota, en cada acorde, al tiempo de esa unión sensual, absoluta con el guitarrista, en una suerte de ritual sagrado en el que la madera y el hombre se funden en una sola materia, un solo espíritu, para concebir una y otra vez acaso los más bellos y misteriosos sonidos que la humanidad haya oído.

El poeta español Gerardo Diego dijo de ella: "La guitarra es un pozo de viento en vez de agua". Y si hay modo mejor de definirla, que venga Dios y lo vea. Si con sólo mirar la boca de una guitarra basta para sentir lo mismo que sintió el poeta cuando escribió esos versos.

No ha de haber guitarrista que no haya imaginado alguna vez que esa roseta que rodea la boca de la guitarra es el brocal adornado de un pozo inagotable de maravillas. Maravillas que se montan en ese viento del que habla el poeta para echarse a volar fuera en cuanto se den a vibrar las seis cuerdas que las cubren a modo de reja... Leer nota completa



A 15 años del "¡Que se vayan todos!".
De la crisis de 2001 y lo que guardan las hemerotecas

Por Juan Remington

Julio de 2001. Uno de los inviernos más crudos de los últimos veinte años, pero que no alcanzaba a enfriar la cada vez más alta temperatura política y social que estaba levantando la gravísima crisis económica por la que atravesaba el país y que acabaría estallando en diciembre de ese año con  la caída del gobierno del presidente Fernando De la Rúa, en medio de violentas revueltas y saqueos en los que perdieron la vida 36 personas. 

El diario El Nacional, que había salido a la calle meses antes de aquellos trágicos sucesos y se vería obligado a dejar de editarse en los primeros días de diciembre como consecuencia de las insalvables dificultades financieras a las que venía enfrentándose por la crisis -la peor de las muchas que sacudieron al país desde la vuelta de la democracia-, publicaba a diario extensas notas de información y editoriales acerca de la gravedad de la situación política y social que se vivía en todo el país y la probabilidad cada día más alta de que ocurriera lo que finalmente sucedió.

De la furia a la confianza 

Con el título "El jefe está al frente", tomado de la desafortunada frase del presidente De la Rúa ante los operadores de Bolsa, la portada de la edición que se muestra en pantalla fue decidida casi como un chiste en la reunión editorial de esa noche, cuando el director del diario, Nobel Passaglia, mientras repasaba las declaraciones que acababa de hacer el Presidente, dijo: "¿El jefe está al frente? Me parece que el jefe no va a estar al frente ni seis meses más". Y no se equivocó. 

Una década después de aquellos aciagos días de diciembre de 2001 en los que la gente se lanzó a las calles para manifestar su rechazo por toda la dirigencia política al grito de ¡Que se vayan todos! el país mostraba una realidad muy diferente: un gobierno con amplio apoyo popular, la economía en orden, la sociedad en paz y la mayoría de los argentinos volviendo a depositar su confianza en las instituciones del Estado y en las entidades bancarias, aun cuando todavía no habían terminado de cicatrizar las heridas del corralito que a muchos les había llevado los ahorros de toda su vida.

Las hemerotecas no se fueron

En tanto, aquellos mismos periodistas que diez años atrás habían tenido que clausurar con dolor su sueño de editar su propio diario por causa del descalabro en el que había caído la economía del país, informaban entonces desde otros medios gráficos (en su caso BAE y otros diarios del interior) acerca de los significativos avances en los sectores productivos, la posibilidad aumentada de que la gente pudiera acceder con mayor facilidad a bienes de consumo y todo lo que parecía ser el definitivo despegue hacia un país decididamente apuntado al crecimiento y al estado de bienestar. Leer nota completa



Sin ley y sin freno
Redes sociales, un basurero donde el odio y la imbecilidad campean a sus anchas


Por Nobel Clemar Passaglia
Con la muerte del torero segoviano Víctor Barrio en la arena de la plaza de toros de Teruel, España, a causa de la cornada que le asestó el toro que lidiaba, se vieron, una vez más, las expresiones cargadas de odio con las que algunos "animalistas" se despachan a diario en las redes sociales, ese agujero negro donde todo parece valer (hasta el delito).  

El caso más repudiable y difundido de los muchos que aparecieron en las redes... Leer nota completa




Memorias periodísticas
Cuando hacer periodismo gráfico es tener un privilegiado palco a la historia

Por Nobel Clemar Passaglia

La orden venía directamente de Julio Ramos, el dueño y director de Ámbito Financiero: cubrir sobre el terreno, en Cayastá, la expedición científica que acababa de hacer el mayor hallazgo arqueológico en Argentina hasta el momento: las ruinas sumergidas de Santa Fe La Vieja, el primer a-sentamiento humano fundado como ciudad en América latina por los conquistadores españoles.

Y esa orden venía con doble carga: cumplirla sin andar remoloneando y sin errar un tranco de pulga en el encargo; porque daba la casualidad de que al todopoderoso director no sólo lo apasionaba la arqueología, sino que los científicos que comandaban la expedición eran amigos suyos. Así que la opción de ligarse un repaso de quien Leer nota completa



Oriana Fallaci, un buen rumbo a seguir.
Periodismo escrito de alto vuelo o de rastrón


Por Nobel Clemar Passaglia
Oriana Fallaci, la célebre corresponsal de guerra y escritora italiana, escribió en "La rabia y el orgullo", un extraordinario relato del ataque terrorista a las Torres Gemelas, acerca de la capacidad de unirse que caracteriza a los estadounidenses. Y es allí donde muestra, una vez más, su extraordinario talento para dar la mayor cantidad y calidad de información con la menor cantidad de palabras. 

"La capacidad de unirse que caracteriza a los estadounidenses -dice- nace de su patriotismo. No sé si en Italia habéis visto y entendido qué pasó en Nueva York cuando Bush fue a dar las gracias a los operarios (y operarias) que excavan entre los escombros de las dos Torres, intentando encontrar algún superviviente y sólo extraen narices y dedos. Y sin embargo, no ceden. Sin resignarse. Y si les preguntas cómo lo hacen... Leer nota completa


De periodistas por la identidad cultural

Estanislao López y federalismo

Dos puntales de la identidad cultural de Santa Fe que muy pocos jóvenes santafesinos conocen
(Primera parte)

 Por Nobel  Clemar Passaglia (*)

Que la provincia de Santa Fe es tierra tan fecunda en federalismo como en trigos no admite cuestionamiento alguno. Pero aun cuando ésta es la fragua en la que se forjó la mayor parte de la estructura institucional de la Patria, la mayoría de los jóvenes santafesinos de entre 17 y 35 años no sólo desconoce su decisiva participación en el proceso de construcción del país y el espíritu federal y el patriotismo y compromiso de los hombres que la formaron, sostuvieron y proyectaron hacia el presente, sino que ignoran absolutamente los basamentos elementales que cimentaron esa construcción, así como la de su propia identidad provinciana, hoy sometida deliberada y sistemáticamente a una desculturización extranjerizante que debe poner en alerta a educadores y familia. Leer artículo completo

Lectores siguiendo esta página ahora:

No hay comentarios :

Publicar un comentario